La creación de personajes es uno de los valores que definen a un escritor, no se que pueda decirse de su entusiasmo en crear ambientes y atmósferas para lograr una historia, en particular, sin embargo todas ellas tienen personajes.
Cuando hablamos de construir personajes el análisis es diferente desde la perspectiva del que elige a sus modelos, muchos los recrean a partir de miembros de sus familias, otros van hacia los símbolos de una época específica y algunos otros personifican a sus protagonistas y actores secundarios a partir de su cultura y etnia.
Hay otros que se hacen notar con solo aparecer y su voz, así como su personalidad nos muestran que pueden cambiarnos la historia con solo desearlo.
Están los que visten suaves atuendos, son los que pueden en los primeros capítulos, pero tienen una particularidad especial, se quedan en la mente de las personas que cubren los diálogos y algunos recuerdos.
Hay otros que son perniciosos para la salud del texto y es mejor guardarlos en las gavetas, y cofres viejos, lejos de la vista y el oído para que no estorben a los sueños que perseguimos, ellos deben quedarse donde ya no son necesarios, cumplieron un momento en la vida del escritor y ya no son valiosos.
Por ahí ha de aparecer una personalidad que crea una constante, un ser que nos convierte en el fluir de aquello que anhelamos expresar y en definitiva son los posibles “alter ego” de tu trabajo
Cada persona decide la forma cómo elabora sus personajes, yo solo les doy una idea general basada en mi propia experiencia.
Fotografía de la autora, «El fluir del río»
Travesía Creativa 