Aurora lanzó la pregunta esperando que su pintura le contestara, pero hubo un momento tenso de total silencio…
Entonces, su interrogante tuvo respuesta de la forma más fascinante que jamás hubiera sido posible contestar…
—Querida Tescatl, en cuanto a ti y a mí y la identidad que compartimos, no es difícil de encontrar en una respuesta, pero sí es muy difícil de contestar.
¿Cómo defines al yo cuando el cuerpo cambia, la mente evoluciona y el entorno se transforma?
¿Dime si consideras el tiempo que te ha llevado a pintarme como la capacidad para expresar una ilusión perceptiva o una dimensión absolutamente nueva y con propiedades únicas?
La pintora entonces inquirió:
¿Crees que los conocimientos avanzados que se dieron entre civilizaciones antiguas y sin contacto aparente, develan algo de nosotros que no conocemos?
¿Imaginas que su simbología se podría encontrar en mundos distantes con la misma fuerza y significados similares?
La imagen en el lienzo reflexionó antes de contestar y entonces frunció el ceño, sorprendiendo a su creadora, ya que estaba tomando fuerza en su propia limitación aparente…
—Tal vez existen dimensiones que no conocemos y es la razón por la cual los físicos tratan de identificar patrones entre materia y energía oscuras; su intento por reconciliar la mecánica cuántica con la relatividad general podría ser una de esas causas y razones de descubrir lo que aún no tiene respuesta.
Al momento no tenemos pruebas que nos señalen que fue cierto lo del Big Bang, son suposiciones que nos tranquilizan el pensamiento racional… Entre lo finito e infinito, siempre buscamos una explicación.
Si acaso estamos solos, nos parece un desperdicio y muchos científicos lo han afirmado, no es posible que «Ricitos de Oro» solo se haya fijado en este sistema solar…
Por tal motivo, el que las civilizaciones se puedan comunicar entre ellas sin contacto aparente va muy lejos y tal vez mucho más distante que solo geográficamente en este planeta; no lo sabremos por un largo tiempo.
La joven pintora se quedó mirando a su obra y entonces meditó en voz alta.
¿Acaso todos los creadores de su obra son capaces de dialogar como lo hago yo, o soy una persona única cuya conciencia podría catalogarse dentro de las alucinaciones oníricas de gran potencia?
Su imagen reflejada en el lienzo sonrió complacida e indicó con profundidad:
—¿Qué es exactamente eso que llamamos conciencia, de qué nos sirve si no somos capaces de diversificarla y hacerla operativa, no estática y receptiva?
La pintora volvió a interrogar a su propia imagen del futuro.
¿Estás segura de que no puede existir conciencia fuera del cuerpo biológico?
La pintura exclamó:
—Nunca dejaremos de ser el reflejo del universo que intenta descifrarse en cada momento, es lo único que puedo decirte.

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