Realmente, el epígrafe pierde sentido al texto, porque no es hablar de los personajes lo relevante. Así que podrán ver cambios y he señalado como número uno el texto, ya que el que ahora elaboro nos lleva a otro aspecto del proceso creativo, que me llevó a la elaboración del trabajo.

(1) Ariadne Gallardo Figueroa – Ciencias de la Comunicación
Desde luego, la inspiración de una persona que escribe es una alquimia muy personal, casi irrepetible. Se nutre de muchas fuentes: vivencias íntimas, lecturas fundacionales, sensaciones fugaces, obsesiones que se filtran entre las grietas del lenguaje… Pero si queremos explicarla —no desentrañarla del todo, sino rodearla con palabras—, podríamos pensarla en tres capas
La mirada: Cómo filtramos el mundo con una sensibilidad única. No es solo lo que vemos, sino cómo lo hacemos. Esta mirada es moldeada por la cultura, las memorias y hasta por el silencio que arrastra su historia.
El detonante: La inspiración suele activarse con algo externo que resuena dentro. Es un punto de contacto entre el mundo y la voz interior, lo que Octavio Paz llamaría “el instante que nos elige”.
La transfiguración. Aquí ocurre la magia. Lo vivido se transforma, se deforma o se reordena en algo nuevo, donde cada pequeño detalle de la experiencia se convierte en una chispa de creatividad.
Aprehendemos la realidad, no para repetirla, sino para revelarla desde un ángulo muy personal, para poder construir la historia.
Creando un espacio único donde las emociones y las historias cobran vida de formas inesperadas. En este proceso de transformación, las palabras se convierten en herramientas que moldean la percepción del lector, abriendo un mundo en el que lo ordinario se vuelve extraordinario y lo familiar se presenta con un nuevo brillo.
Por consiguiente, en esta segunda parte del Caleidoscopio, es importante profundizar en todo lo que, específica y generalmente, influye en la creación de atmósferas y ambientes literarios.
Esto incluye explorar no solo los elementos descriptivos que configuran el contexto narrativo, sino también cómo las emociones, los paisajes y el clima de los personajes juegan un papel fundamental en el desarrollo de la historia.
Además, debo considerar cómo el simbolismo y el uso del lenguaje enriquecen la experiencia del lector, permitiéndole sumergirse por completo en el universo presentado, haciendo que cada palabra y cada escena cobren vida de una manera única y sugerente.
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