Asgardia, como muchos residentes saben, han oído, o leído, no se centra directamente en los conflictos de la Tierra, no interviene, respeta y mantiene su pensamiento en directa solidaridad con el mundo científico y la industria aeroespacial. Sus vínculos a largo plazo podrían ser colaborativos y centrarse en fortalecer las acciones que la propia ONU recomienda respecto a nuestro trato con la Tierra.
El sueño supremo del líder de la nación asgardiana es construir un arca en la órbita terrestre. Esto ha impulsado la escritura de historias fascinantes y documentación científica centrada en lo que es posible y lo que requiere estudios avanzados. Como ocurre con cualquier avance revolucionario, hay quienes no lo consideran viable, ni a corto, ni a largo plazo.
Si no fuera posible, el hombre no hubiera llegado a la Luna y sería impensable ver robots escaneando la superficie marciana, pero es una realidad, como lo es la búsqueda de exoplanetas que nos permitan en un futuro la expansión de la humanidad a territorios por explorar y en donde sea posible evolucionar.
En tal sentido, el Dr. Floris Wuyts, quien es el actual ministro de Ciencia en Asgardia, ha realizado una serie de investigaciones y entrenado con los astronautas de diversas agencias espaciales para entender qué tan viable es el viaje a largo plazo en gravedad artificial.
En el blog de Asgardia él ha escrito lo siguiente:

La ciencia impulsa el mundo. Hizo posible la exploración espacial. Hizo posible la supervivencia de los humanos en el espacio. Los experimentos científicos realizados en el espacio durante misiones tripuladas y no tripuladas amplían el conocimiento fundamental de la vida, el universo y todo lo demás.
Esto, sin duda, beneficia a toda la humanidad. La exploración espacial amplía los límites de la ciencia y genera conocimiento que beneficia la vida en la Tierra, ayudando a resolver problemas complejos para la preservación de nuestro planeta. También contribuye a la evolución de los programas espaciales. Por lo tanto, el espacio necesita a la ciencia y la ciencia necesita al espacio.
Asgardia es una auténtica sociedad global basada íntegramente en la ciencia, centrada en la investigación y el desarrollo. La ciencia es una virtud relevante para cada ser humano. El espacio es el destino final de la humanidad. La visión de Asgardia de Igualdad de acceso a la investigación espacial para todos los seres humanos es la clave para el futuro del mundo moderno.
La ciencia hace posible que los humanos sobrevivan en el espacio. Las experiencias científicas realizadas en el espacio de las misiones habituales y no habituales amplían los conocimientos fundamentales de la vida y del universo.
Esto beneficia, sin ninguna duda, a toda la humanidad. La exploración del espacio empuja las fronteras de la ciencia y la creación de conocimientos que benefician la vida en la Tierra, ayudando a resolver los problemas difíciles relacionados con la preservación de nuestro planeta.
Este conocimiento contribuye también a la evolución de los programas espaciales. Así, el espacio necesita de la ciencia y la ciencia necesita del espacio. Asgardia es una verdadera sociedad mundial basada en la ciencia, centrada en la investigación y el desarrollo.
La ciencia es una virtud última para cada ser humano. El espacio es el destino último de la humanidad. La visión de Asgardia de un acceso igual a la búsqueda espacial para todos los seres humanos es la clave del futuro del mundo moderno.
Entonces, es contundente y reveladora la clase de inspiración que el Dr. Wuyts ha impulsado en mi trabajo, en ese recorrido hacia las estrellas y en cada punto donde era necesario recordarle a la humanidad, que solo en la observación y el análisis de la realidad, es como podemos cambiarla, entenderla y aceptarla.
Que su paso por Asgardia sea una constante revelación y la motivación para entender que el mundo y la ciencia son dos pilares fundamentales que no podemos dejar jamás.

El Dr. Floris L. Wuyts es un científico belga nacido el 8 de abril de 1963 en Wilrijk, Amberes. Se graduó en Física en la Universidad de Amberes en 1985 y obtuvo su doctorado en 1991, con una investigación sobre la elasticidad de los vasos sanguíneos. Desde 1994, ha trabajado en el departamento de otorrinolaringología, primero en el Hospital Universitario de Amberes y luego en el Instituto Europeo de ORL-HNS-SBS del Hospital St. Augustinus.
Es profesor titular en la Universidad de Amberes desde 2002 y se convirtió en profesor pleno en 2013. Dirige el Laboratorio de Investigaciones sobre Equilibrio y Aeroespacial (LEIA), donde ha supervisado 19 doctorados y actualmente tiene 3 en curso. Su trabajo se centra en la fisiología espacial, colaborando con NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) en estudios sobre el impacto de la microgravedad en el sistema vestibular y el cerebro de los astronautas.
Ha sido el investigador principal en proyectos como GAZE-SPIN y BRAIN-DTI, que han permitido estudiar los efectos de los vuelos espaciales en el cerebro mediante técnicas avanzadas de resonancia magnética. Su equipo ha evaluado al 71 % de los cosmonautas que han realizado misiones de larga duración en la Estación Espacial Internacional (ISS) en misiones de larga duración. En 2022, recibió el Premio ELGRA por sus contribuciones a la investigación en ciencias de la vida en el espacio, y en 2023, su equipo fue galardonado con el Compelling Results Award – Human Health in Space.
Además de su trabajo en fisiología espacial, ha desarrollado métodos innovadores para el diagnóstico de trastornos vestibulares y colabora con el Hospital St. Augustinus en consultas especializadas. Su investigación ha sido publicada en revistas científicas de alto impacto como Nature Communications, Biology, Science Advances y Lancet Neurology.
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