Nudos y amarres son innecesarios, la hebra debe fluir en todo tejido, ya sea social o material…
Así que nunca dejes de vigilar el material con el cual trabajas, debe ser adecuado al ambiente, con la resistencia suficiente para lograr heredarse y, además, necesita ser del color de tus sueños y de aquellos que has colocado en las personas con las que has de compartir dicho material.

Como has de comprender, no todo se trata de un tejido manual, a veces tejemos ideas y otras relaciones, cada una de ellas son historias entrelazadas que necesitan fortalecerse.
En este vasto entramado de la vida, nuestras conexiones y las ideas que compartimos se entrelazan de manera similar a cómo los hilos se entrelazan en una obra de arte textil.
Tejer es, en esencia, un acto de creatividad y colaboración que va más allá de lo tangible; es una manifestación de nuestro deseo de unir pensamientos y emociones, creando un tapiz rico en matices y significados.
Es en estas interacciones donde encontramos la fuerza, aprendiendo de las experiencias compartidas y cultivando una red de apoyo que, al igual que cada hilo, contribuye a la solidez y belleza de nuestro relato común.
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