Sueños vívidos… (4)

Tercer día de sueños vívidos, eso es algo excepcional, y no sé cuántos de ustedes logran que esto suceda solo porque sucede. Mi madre era una soñadora que recordaba claramente sus sueños, y puede que me haya dejado un pequeño regalo antes de mi cumpleaños para que pudiera recordar varios sueños consecutivos y hablar de ellos.

Durante la fase REM (movimiento ocular rápido), nuestra actividad cerebral es alta, y esto es cuando suelen ocurrir los sueños más intensos y detallados.

Entonces recordaré y escribiré lo que soñé en esta ocasión:

Todo comienza cuando decido ponerme las pantuflas y algo me estorba en el pie. Debo sacar el pie e intentarlo nuevamente.

Descubro que ella está ahí, es una culebra rosada alargada, tiene una agilidad muy especial y está dispuesta a pelear por permanecer en el sitio que ha elegido para pasar la noche… Pero es mi zapato y no es un lugar que pueda emplearse como madriguera.

Una voz cercana a mí me dice que debo matarla o ella actuará en mi contra. No sé cómo es posible que llegara hasta este lugar, pero lo más importante es que ella peleará por ganar el espacio que tomó como propio…

Sí, ya sé cómo se ve esto, cuando es algo recurrente en las noticias y en espacios del mundo que no son visitados por víboras precisamente, sino por humanos que necesitan refugiarse y, a los ojos de los residentes, son considerados depredadores.

El gran problema aquí es que no medite en todas esas implicancias geopolíticas. El hecho era simple: la vida saludable de una pequeña serpiente o mi salud y tranquilidad en un espacio que ha sido diseñado por mí.

Muchas veces recibes señales intrusivas de personas que no entiendo por qué se interesan tanto en saber sobre aquello que pertenece al espacio privado, pero pasa, sí, medito ahora que construyo el relato, es bueno apuntarlo; no hay necesidad de dar a conocer a todos lo que somos, lo que hacemos y como lo vivimos.

Así que tomé la cabeza de aquel animal que estaba en el lugar equivocado y acabé con su vida. Medite con la persona que se escuchaba cerca de mí, a quien nunca he logrado ver en mis sueños y que justificaba el hecho, con estas palabras que le escuché decir:

Es cierto que los animales que conviven con los humanos entienden su entorno y no es difícil saber que pueden contar con un repertorio amplio de palabras en su cerebro para reconocer la situación en la que sus humanos los adoptan en sus rutinas diarias.

No creo que sea necesario explicar más al respecto, afortunadamente en la vida real no me he visto en esta situación, pero los sueños son señales y reflejan nuestras emociones o pensamientos más profundos.

Tal vez no todos los sueños, pero algunos pueden proporcionar una visión única de nuestro estado mental, y temores que tal vez no queremos confrontar en nuestra vida diaria. Además, la interpretación de los sueños ha sido un tema de interés a lo largo de la historia, desde los antiguos filósofos griegos hasta los científicos contemporáneos, evidenciando la conexión intrigante entre lo que soñamos y nuestras experiencias cotidianas.

Es apasionante cómo los símbolos y narrativas que surgen en nuestro subconsciente pueden, de alguna manera, guiarnos en la toma de decisiones o en la comprensión de nuestra propia psique.


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