De Ariadne Gallardo Figueroa
Ellas se han sido llevadas al lugar donde no hay retorno…
Han meditado sin saberlo, las deidades influyeron en su vuelo y decidieron su camino.
Entonces se encendió la vela por donde los sueños de aquellos que se reunieron a meditar, se filtraron.
La unión de ambas partes encendió el camino de la aceptación y la concordia…
¡El acuerdo debe ser consciente, nadie se doblega; de tal suerte, este ritual sería inútil!
Aquel que se refleje en lo cristalino de la llama, será el dador de un nuevo aliento… Esperen.

Entonces, todos lo vieron y nadie se dio cuenta de quién era y su piel estaba junto al reflejo de la vela. Todo estaba dicho.

Entonces empezamos un camino nuevo, ese sitio que no dejaremos que se escape. Retenemos los pétalos en vuelo en la mirada de que enfoca la línea fotográfica.
Nada quedará en los cajones del olvido, abre las puertas y deja que se vayan los malos recuerdos, aléjate de todo lo que te daña y demuéstrale a los que atesoran que solo eso tienen.
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