Muchas de ellas conservan tesoros, algunas otras, sueños por renovar, ilusiones donde hemos ubicado aquello que deseamos construir.

Pero suele suceder que llega alguien que no piensa igual que nosotros, alguien que ha denostado lo que somos y representamos. Ese tipo de personas están dispuestas a todo por marcar el paso hacia sus objetivos sin respetar el de los demás.
Ahí, el paisaje que tenías, los colores que conservaste para teñir tus sueños, se diluyen poco a poco.
Se activan todos los artilugios para invalidar la realidad que esperabas construir, entorpeciendo tus acciones con los muros, del que decidió que su voz era más valiosa que la de los demás.
Es una forma de arrebato, que marca un tiempo de cambios y que demuestra que el retroceso de muchos impide la evolución, porque impera un poder que debemos descubrir y que no pertenece a lo que soñamos.
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