
Nadie nos dice ni nos prepara para ser quienes somos; quizá, a través de la experiencia y la tradición, nos convertimos en lo que fueron nuestros padres, pero cada uno buscará en la vida aquello que se relacione con sus apegos e intereses especiales.
Quizás a eso se refiere el navegante cuando le dice a cada tripulante que atesore su conocimiento y experiencia de los últimos 36 años en dos maletas, simbolizando no solo la carga física de sus recuerdos, sino también la invaluable riqueza de sabiduría acumulada a lo largo del tiempo.
Es bueno reflexionar sobre esto y evaluarlo, considerando que cada decisión y cada elección que tomamos están fundamentadas en estos conocimientos personales; aunque el navegante y capitán del barco tome decisiones que no todos comprenden, es importante recordar que tiene una visión única del horizonte que explora.
De tal suerte que los insta a cada uno de ellos a investigar para comprender sus reflexiones y argumentos, invitándolos a un viaje no solo físico, sino también emocional y cognitivo, en el que cada uno podrá descubrir cómo su propia historia y la de sus antepasados influyen en su presente y en el rumbo que elijan seguir.