Revelaciones… (13)

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En muchas culturas, el alma se representa como un ave que abandona el cuerpo al morir: en Egipto, el ba tenía forma de pájaro con cabeza humana. En el cristianismo, la paloma simboliza el Espíritu Santo, la paz y la pureza. En el sufismo, el alma es un pájaro enjaulado que anhela regresar al Amado.

En la mitología griega, las aves eran oraculares: los augures romanos leían el destino en sus vuelos. Para Mesoamérica, el quetzal era símbolo de lo sagrado, lo solar y lo inasible. En el chamanismo, muchas aves (como el búho o el águila) son guías espirituales que cruzan entre el mundo visible y el invisible. Algunas culturas han proyectado aves en el cielo: el Ave Fénix, el Cisne (Cygnus), el Cuervo (Corvus).

El vuelo de las aves ha inspirado mapas celestes, trayectorias del alma y rutas migratorias que se leen como calendarios cósmicos.

El Fénix, que arde y renace de sus cenizas, es una de las imágenes más potentes de regeneración espiritual. El colibrí, en muchas culturas americanas, representa la resurrección, la alegría y la conexión con lo divino. En el arte contemporáneo, muchas veces las aves son símbolos de exilio, migración o libertad interior. En muchas culturas, el búho anuncia cambios, muertes simbólicas o revelaciones.


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