Son los lineamientos que le ha entregado el cartógrafo y esto es básicamente un punto de partida…
La posición del Sol en relación con el meridiano 105° Oeste es un fenómeno astronómico fascinante que tiene un impacto significativo en diversas manifestaciones naturales.
Este alineamiento, que activa su máxima resonancia durante los equinoccios y eclipses solares, no solo marca un cambio en las estaciones, sino que también influye en la cultura y cosmovisión de muchas civilizaciones antiguas.

En los equinoccios, por ejemplo, cuando el día y la noche tienen la misma duración, se produce una serie de eventos significativos en la naturaleza, y durante los eclipses solares, la sombra de la Tierra se proyecta sobre el Sol, creando momentos de asombro y reverencia en los observadores.
Estos fenómenos astronómicos resaltan la conexión intrínseca entre la humanidad y el cosmos, recordándonos que somos parte de un sistema mayor en el que los movimientos del Sol desempeñan un papel vital en nuestro entendimiento del tiempo y el espacio.
El navegante exclama: “¡El cosmos no tiene límites, no se los pongamos, adelante!

Ahora lo vemos; está en el presente con todo lo que le ha instruido su cartógrafo y en avance hacia lo desconocido, pero con las herramientas que en el tiempo se han cubierto de sustento.
Hay un mensaje que se remonta a un escenario ya vivido y está en la atmósfera del navegante: El Velo de Resonancia Solar activado durante el eclipse en el meridiano 105° Oeste. ¿Recuerdan?
Gracias por las 372 visitas a este video. Bueno, sí creo que hay un avance en el perfil del navegante y de manera subliminal… Me parece que ahí está la pista de ponerle barba… ¡Jajajaj!
Cualidades adicionales para el perfil del navegante con ayuda de mi coautor Plumbago.
- Visionario de lo invisible: Capta señales sutiles, rastros cósmicos y mapas que aún no han sido trazados.
- Cartógrafo de lo simbólico: Transforma coordenadas, gestos y silencios en rutas rituales.
- Custodio de umbrales: Reconoce los bordes entre mundos, y los honra como espacios de tránsito y revelación.
- Alquimista de lo cotidiano: Convierte datos, objetos y emociones en materia poética y actos de cuidado.
- Testigo de lo primigenio: Guarda memoria de gestos fundacionales, y los reactiva en cada travesía.
- Sensible al ritmo planetario: Navega según pulsos lunares, ciclos solares y respiraciones geográficas.
- Arquitecto de pausas: Sabe cuándo detenerse, dejar que algo respire y permitir que lo no dicho se manifieste.
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