Antes de partir, queda una imagen… (4)

Avatar de Ariadne Gallardo Figueroa

Era un ramo o un ato de hojas de naranja, no lo recuerdo, pero tenían una bella forma. Quise darme tiempo de dibujarlas, pero finalmente pasó el tiempo y cuando quise hacerlo ya se habían secado. No era motivo para dejarlas ir, así que en ese jarro de peltre estaban perfectas para hacer algo con ellas.

La luz estaba perfecta, ya no había necesidad de la hora dorada; las hojas podían mostrar un relieve más acentuado con facilidad.

Le llaman naturaleza muerta, y para mí están muy vivas y alegres, desde ese cuadro que me acompaña hasta ahora.

Desde el hiperrealismo hasta el arte conceptual, las naturalezas muertas siguen siendo un espacio fértil para reflexionar sobre el consumo, la memoria, el deseo y la transformación.

Capturar la esencia de la belleza en lo mundano, no insta a preguntarnos sobre las implicaciones del materialismo en nuestras vidas. Y, preguntarnos cómo los objetos que nos rodean han modelado nuestras experiencias y recuerdos.

A medida que las naturalezas muertas evolucionan, se convierten en un espejo que refleja cambios culturales y sociales. Hay personas con una gran experiencia para hacer de cada una de ellas algo único; bueno, tengo un pequeño bodegón para dar fin a este recorrido, lo veremos más adelante…


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