En los pensamientos de la aprendiz, aparece la potente voz del Mago quien exclama:
Que no te distraiga el escenario, debes descubrirte para el interlocutor, constelar, entender que su voz será única y transformadora. No dejes la concentración ante el espejo de obsidiana, estás cerca y posiblemente transbordar será lo más útil en este trayecto.
La mujer tiembla y se da cuenta de que va a 240,000 km/h, pero no es ella. Es su esencia la que se encuentra en ese sitio, no puede reconocer su cuerpo, solamente el ánima que la sujeta a la invocación.
Aún no comprende cómo será vista por alguna de las constelaciones, si acaso la ruta estelar no es la misma, ¿qué hace en un cometa, eso no estaba en la predicción o invocación, como sea, esto es un distractor o una ayuda…?
Se abre un espacio narrativo cargado de resonancia. Ella solamente escucha al Mago, no comprende cómo será invocada por una constelación y cuál de ellas será.
Las estrellas dejan grandes vacíos de materia oscura, las distancia entre ellas es enorme y no sabe qué respuesta encontrar en un mundo que tal vez esta preconcibiendo sin entender que de eso no esta hecha la magia.
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