Adentrarme en este aspecto, es complicado, ya que obedece la mayoría a enfermedades y estados alterados de la conciencia debido a fármacos o enfermedades mentales graves. Por tanto, es importante advertir que los neurotransmisores funcionan como los «mensajeros» químicos del cerebro, y cualquier alteración en su actividad puede influir significativamente en cómo percibimos la realidad.
Sin embargo, si investigamos un poco, factores como el estrés extremo, el trauma o la falta de sueño pueden inducir alucinaciones, incluso en personas sin trastornos psiquiátricos.
En tal sentido, es posible ver aparecer al pie de la puerta a alguien que formaba parte de tu familia, pero que ya no está vivo o sorprendernos con la visita de un animal apostado en la entrada de tu recámara… como un lince o un descomunal dragón. Por supuesto, no se lo contarás a nadie por temor a que te pregunte qué diantres estás haciendo con fármacos que no deberías consumir.

¿Cómo podemos aprovechar esto que a veces no controlamos? No tengo idea, la mayoría de las veces es muy difícil saber si esto te está sucediendo como un proceso degenerativo.
Lo que sí podemos controlar como seres conscientes de nuestra capacidad de respuesta a la realidad que está conectada a nuestra sensibilidad, es aquella que hemos tejido como la tela de una araña, atesorando en ella situaciones que se encienden como cuando dos neuronas se encuentran.
Es por ello que en la mística más purista se han demostrado conexiones neurales con animales cuyas características empoderan un mensaje en el subconsciente. Podríamos sorprendernos al encontrar en ellos una fuerza que nos conecta con la naturaleza que somos, y al mismo tiempo recordamos que en culturas ancestrales el poder de un tótem señalaba en qué aptitudes se potenciaba a un ser humano al nacer.
La capacidad de influencia psíquica de los escritores.
Ahí donde las palabras se convierten en pinceles para nutrir la imaginación de los lectores, es al sitio que los quiero llevar. Todos los escritores no solo describen lo que un personaje ve, sino también lo que siente, huele, oye y saborea. Esto crea una experiencia multisensorial que hace que el lector se sienta parte de la escena.

De tal suerte, en un guion cinematográfico es muy fácil que el espectador empatice con el personaje que describe un escritor o guionista. Sienta que es parte de su vivencia e incluso se enamora de él o de ella, si me refiero al actor o actriz que interpreta la obra. Los escritores hábiles tejen emociones en sus descripciones. Cuando el lector siente algo, las imágenes mentales se vuelven más poderosas y memorables.
Cada palabra de una serie de imágenes no solo nos quedan en nuestra mente, sino que nos mueven, nos inspiran y a veces nos hace reflexionar profundamente sobre nuestra propia vida.
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