Finalmente, Gryer un tanto dubitativa, preguntó:
Reconozco que ha dicho que fueron razones personales las que lo llevaron a dejar la escuela de humanidades, por tanto, podría preguntar acerca de sus razones profesionales para que esto sucediera. ¿O me equivoco?
Edely sin dilación, argumentó:
Le puedo hablar de lo que en la actualidad cuesta educarse, en las universidades públicas. Por ejemplo, el trámite de titulación puede oscilar entre $300 y $4,495 pesos mexicanos, dependiendo de la modalidad de titulación elegida.

En cuanto a las universidades privadas: Los costos son generalmente más altos. En este caso, los trámites de titulación pueden ir desde $5,800 hasta $19,700 pesos mexicanos.
Pero esto no se detiene ahí, hay otros gastos, como por ejemplo: Están los pagos por constancias o certificados, obviamente colegiaturas mensuales en caso de las universidades privadas; las cuotas por exámenes profesionales o de titulación; a veces aplican los costos de servicio social y también los gastos relacionados con la impresión de tesis o tesinas.
Por otra parte, un autodidacta no invierte en todos esos gastos que a la larga le acreditarían siendo retribuidos, por lo que hubiera gastado en su carrera y con una paga que iría asociada a un certificado. En consecuencia, se convierte en un paria del sistema y como tal actuará en el futuro durante el resto de su vida.
Además, otros se sentirán con el derecho de decidir que lo que el o ella pensaron ya le pertenece a la patente de su institución… Así que quedar fuera de esa tutela, a un escritor fantasma le permite ser parte de la patente de los cerebros que deciden aceptar sus ideas.
El académico estará sujeto a las reglas de las universidades, el autodidacta se sujetará a las de los cerebros que acepten resonar con sus ideas y él con la de ellos. Tomando en cuenta que todo podría verse como una negociación, el dar y recibir dependerá de la ética con la cual el mundo nos mire a los unos y a los otros, y eso se gana con paciencia, tanto para un académico, como para un autodidacta.
Gryer admitió con sorpresa que lo que Edely afirmaba, sin lugar a dudas, era una de las verdades ignoradas por muchas personas en el mundo y expresó su gratitud por la explicación.
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