Meditó en sus propias palabras y reconoció que débil no era, tal vez en su búsqueda de respuestas podía ir a donde otros no lo hacían… Reconoció que se estaba sobrevalorando, mucha gente en peores circunstancias buscaba aquello que necesitaba, incluso en los sitios menos imaginados. Incluso el amor que de cerca no los habita, algunos de sus conocidos lo intentaban descubrir en la distancia, sabedores muchos de ellos, de que eso es poco ordinario y muchas veces desafortunado.
La mañana siguiente despertó cansada, no durmió como era debido, sus pensamientos hacían un ruido estruendoso en su mente y todo el silencio nocturno no pudo aplacar su fuerza, relampagueaban en su cabeza, en sus sentidos y finalmente decidió dejar las sábanas para hacer algo que la mantuviera ocupada.
Mecánicamente, encendió su ordenador de escritorio, no tenía idea si podría dedicarle unas líneas a todas esas reflexiones, que le resultaban demasiado privadas. De pronto entendió que posiblemente algo de todo eso tendría que comunicarlo al asesor de conducta.
Activó las notificaciones con sonido en su correo, para preparar un bocado de algo y café oscuro, así sin azúcar y sin leche; sonrió cuando en algunas ocasiones ese símbolo de tomar café sin otra cosa que café, le había llevado a una reflexión sobre la filosofía de la vida donde no endulzar el tema a nadie, mostrarlo tal como es, y sin alteraciones personalizadas.
El timbre en la bandeja de entrada escuchó en la distancia, dejó lo que estaba haciendo con la esperanza de que fuera la notificación de la entrevista. No, la bandeja le presentaba una grandiosa oferta para aprovechar una bebida azucarada con un aderezo de crema batida que estaba de oferta y podía llevarse dos por el precio de uno para compartirlo con su pareja…
Odioso, dos por uno en el cine, dos por uno en las bebidas llenas de calorías en las cafeterías… Dos por uno en el viaje de sus sueños. La cultura de consumo nos ha partido en dos, y nadie recibe el precio al 50 %. Tienes que demostrar que eres un civilizado ser que se ha completado al vivir en pareja, ¡qué fastidio!
Suspiró con desgano y dio una mordida a su emparedado, reconoció que tenía que esperar que esa carta llegara y le notificara cuando se llevaría a foto la entrevista.
Mientras lavaba los enseres empleados para el desayuno, se escuchó una notificación en el ordenador. Ya no corrió, terminó de lavar con calma la vajilla y caminó con desgano hasta la computadora.
Y, ahí estaba el correo…
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