Gryer se quedó pensativa, imaginó que el asunto de consultar con un psicólogo o psiquiatra ya no era necesario y se preguntó qué veloces eran para hacer sus evaluaciones, y medito que tal vez tendrían un software muy eficaz…

Entonces apareció un nuevo correo en la bandeja de su correo electrónico con el siguiente mensaje:
Debemos aclarar que la videollamada se realizará cuando tengamos el reporte del parte médico, quien nos dirá si necesita o no de consultar con ellos. Nos tomamos muy en serio el trabajo para elegir para usted las mejores opciones y le solicitamos que espere la carta que nos será enviada por los servicios de salud mental.
El cuestionario por ética profesional no menciona esta información de la cual puede estar completamente segura de que nuestro tratamiento es estrictamente confidencial.
A estas alturas del seguimiento sabemos que se estará preguntándose por los honorarios de los profesionales que le han enviado la información hasta sus manos; queremos aclararle que depende de los resultados el pago de los servicios profesionales, la única condición que le pedimos es que en ningún momento y precisamente en este nivel del estudio, usted abandone, ya que contamos con sus datos y sería terrible que nos veamos en la necesidad de demandar por incumplir al contrato virtual.
Un trato cordial de nosotros para usted, merece un acuerdo amable de su parte, además nunca olvide que jamás abusaremos de sus informes. Nunca nos haremos responsables de sus decisiones, pero consideramos necesario seguir con un trato responsable en este procedimiento.
Gryer se llevó las manos a los labios y contempló con sorpresa que si cada escritor en crisis tuviera la oportunidad de toparse con estas personas, la vida podría ser otra, no solo para ellos… Incluso para sus lectores.
Debe estar conectado para enviar un comentario.