No todos somos Anser, y no todos somos iluminados por una estrella especial; a veces vivimos en el más desolador de los espacios para seguir adelante.
Para muchos es un acicate para seguir el camino que nos hemos propuesto, para otros es una de las mayores limitantes para conseguir espacios favorables.
No todo depende de ti, debes tomar en cuenta tu entorno, tus espacios y la vida que llevas y los contactos que has logrado o has roto.
La persona que se refleja en los demás y la que tú consideras que tienes al mirarte ante el espejo.
Entonces, después de todos los dichos, habrá oportunidades y algunas trabas en tu camino y tu voz interior que te diga que mereces lo que te has propuesto.

Nadie ve la llave que protege su camino, hasta el día en que esta se torna visible para los demás. Ahí te das cuenta cómo fue que se abrieron y cerraron algunas puertas. Nada más, recordado en la mente de alguien, que es el momento cuando das el portazo y decides jamás regresar a un sitio determinado y aseguras que no tendrás ningún reparo de arrepentimiento.
Dichosos todos aquellos que están seguros de que su voluntad y el aprecio de su dignidad les aseguran esa propuesta.
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