La muerte en cada cultura lleva una sorpresa, y en México es muy colorida y festiva, donde se celebran rituales que rememoran a los que han partido y se honra su memoria con altares llenos de flores y ofrendas.

Sin embargo, la muerte no alegra a nadie cuando se lleva a los que nos acompañaron en el trayecto; ahí no hay fiesta, hay dolor y tristeza, miedo a lo que sigue y a los que siguen su lista.
En esos momentos oscuros, el vacío que dejan se siente abrumador, y cada rincón nos recuerda su ausencia, haciendo que la celebración se torné en un lamento profundo que nos hace reflexionar sobre la fragilidad de la vida y la inevitabilidad de la pérdida.
Por eso es bueno saber que ellos si se van al cosmos haciendo fiesta, se han despojado del miedo y el dolor de sus cuerpos enfermos.
Para ellos hay fiesta cuando saben que legaron sus pensamientos a los que tienen sus genes y los verán cada que se asomen al espejo, celebrando no solo su propia existencia, sino también la conexión inquebrantable que se establece entre generaciones. La risa y la alegría resuenan en el aire, llenando el espacio con una energía vibrante, mientras comparten historias y recuerdos que van más allá del tiempo.
Este momento se convierte en un homenaje a su legado, donde cada reflexión y cada emoción se entrelazan, creando una sinfonía de vida y amor que trasciende lo físico y se arraiga en el alma de aquellos que vienen después. Cada vez que se miran en el espejo, ven no solo su propio rostro, sino una herencia invaluable que les recuerda de dónde vienen y hacia dónde van.
Es de ellos la fiesta, su camino nutrido de anhelos y sueños cumplidos o quebrados ya les dejó una enseñanza que ahora transmiten a los que están presentes en vida y desean tomarlo en cuenta; cada rayo de luz que ilumina sus corazones refleja las experiencias vividas, los momentos de alegría compartida, así como las dificultades que han sabido superar, formando un mosaico de lecciones que abrazan la valentía, el amor y la perseverancia, invitando a los demás a aprender de su travesía y a encontrar su propio camino entre las sombras y luces que la vida les presenta.
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