Mi Mundo en Palabras en Letras Creativas

De lo hipotético a la realidad 

¿Qué probabilidades tiene el exoplaneta hadariano donde la filosofía de vida se centra en un mundo en unidad, cómo sería visto entre los pobladores de la Tierra?

 

Es innegable pensarlo como una utopía, tomando en cuenta los sucesos que de forma continua se dan en la Tierra, donde las fracciones de un partido no se comprenden con la ideología de los contrarios o donde es evidente las preferencias entre un grupo en relación a otro.

Si empezamos a excluir es porque ya hemos catalogado a los colores, los tamaños, las ideas, los gustos; la probabilidad de unidad se entenderá en la suma de todos los que no han sido excluidos por características específicas.

Ahora bien, ¿Quiénes quedan como parte de la exclusión y quienes como parte de la unidad?

Para ello hay que ver que sumamos desde un grupo u otro:

En primer lugar, está el resguardo de los propios elementos que nos dan identidad, aquello que hemos cosechado, lo que hemos atesorado y que nos pertenecen por derecho. notamos con mucha facilidad que ahí hemos logrado crear una historia, simpatías, empatías y por supuesto experiencias difíciles donde no recibimos lo que esperábamos.

Por tanto, la experiencia vivida y sufrida, se traduce tomando en cuenta que cada grupo va a contar su verdad desde el punto de vista particular, destacando todo aquello donde empatiza en similares condiciones y con los que logró acuerdos, sin embargo, los que tengan intereses particulares en relación a lo que los otros anhelan o piden, podrían convertirse en un obstáculo para seguir adelante.

Entonces, aquí se divide un grupo de otros, en el momento que sus intereses son notablemente diferentes, se empiezan a ver posibilidades en aquellos que pueden negociar unidos y la esperanza brilla en lo que juntos pueden atesorar o cultivar.

Del diálogo y la comprensión podemos reconocer las experiencias que cada grupo ha logrado, cada uno va a cuidar lo que ya tiene y puede percibir el equilibrio en el momento que la respuesta de los otros es comprometida para seguir en ese mismo ritmo de cultivar y hacer crecer lo que se ha logrado.

Regresemos a la revisión de lo que se excluye: 

Las situaciones donde grandes catástrofes dejaron a un grupo en detrimento de ganancias equitativas.

La especulación y negociación para compartir lo que logró el grupo exitoso en condiciones razonables, y en un medio ambiente propicio que impone un acuerdo justo.

 ¿Qué clase de democracia se establece en esos términos?

El desafío ante lo incierto como parte del mandato de la mayoría, implica avanzar con capacidad de liderazgo, por tanto, recae en aquel con la capacidad para ordenar los pensamientos de varias personas, y poner sobre la mesa de discusiones lo que puede validarse, haciendo a un lado todo aquello que no es sume acciones que pueden ser replicadas por un grupo y por los demás para lograr éxito.

¿Cómo se elige a ese líder y por qué es necesario en una democracia?

Aquel que asiste al grupo para conducir el carro, el avance, el que lleva el orden de cada actividad y su desarrollo. Será el que no se rinda, el resiliente, el que busque alternativas.

Imaginemos que la esperanza nos mira desde el futuro hacia el presente, en ella está lo que deseamos que suceda, el desarrollo de todo lo que implica nuestro esfuerzo para que este se convierta en el reflejo de lo que anhelamos.

Ahí es fácil reconocer el rostro del líder y preguntarnos: ¿Qué deseas que los otros vean en ti?