Sí la magia tuviera algo que decir, lo veríamos en cada momento de la vida donde nos damos cuenta de que la vida vale la pena vivirse, para Gabina el tiempo transcurría y entre los momentos de añoranza, tal vez poco a poco se dio cuenta que era más grande la nostalgia hacia su abuela que al amor del desdichado e indiferente Anselmo.

Cada brebaje, cada encantamiento llegaba imperceptible y en todo momento, como si fuera el último aliento de Elia Gertrudis que no se despedía del todo de la casona, pese a que ellas sintieran todo lo contrario.

Uno de los detalles donde se notaba el brillo de la vida era sin duda en el momento que el apetito de Gabina retornaba, con o sin magia está era una señal agradable para Jovita.
El cambio de actitud de Gabina era notable, incluso su apetito y eso ánimo a Jovita, pese a que no dejará de ser testaruda la nieta de Elia.
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