El mundo es un desastre para quien quiere que lo sea y Gabina no estaba dispuesta a dejar de pensar en sus grandes y ególatras sufrimientos, bastaba salir a la calle y rodearse de buenos momentos, pero su depresión era algo que no daba cabida a los paisajes que estaban ahí simples y maravillosos.

Lo mismo sucede con todos los que se hacen prisioneros de sus posesiones y de las personas que consideran parte de sus vidas y con quienes se apegan de una forma total y enfermiza en ocasiones, Gabina necesitaba que los cambios llegaran, sin duda tenía que atravesar ese trayecto para bajar a los infiernos de su dolor y encontrar respuestas.
Para Jova ese tiempo de duelo y perdida ya sobrepasaba los limites humanamente permitidos.
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