Omary continua sus disertaciones en torno a la obra que ya hace tiempo escribió:
Conciliar valores entre dos personas tan diferentes fue una de las cualidades que observé entre madre e hija durante el tiempo que compartieron su mundo.

El mundo de Camila tal vez se parecía un poco más al mío, en su juventud se abría constante como una flor aromática, de esas que no queremos dejar de oler y disfrutar en su perfume atrayente y seductor.
Ahora que mi edad es avanzada, recuerdo todo eso, y focalizo mis sentidos en todo lo que amé profundamente y ahora enriquece mi vida, no sabría como jerarquizar los amores que tuve, lo que puedo sentir es que hubo los que se dispersaron como el vapor del agua y otros se solidificaron en mis recuerdos como las rocas de los riscos.
La carta que es estregada a Julián es una petición qué la madre debía entregar antes de partir, de eso trata el día de hoy el relato.
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