
Nada de lo que tenemos se quedará para siempre, las formaciones que inspiran galaxias y estallidos de soles y estrellas son cambiantes, en el recuerdo de lo que fueron nadie repara, si cubrías el espacio de un sistema solar, llegará el momento de evolucionar a una enana blanca…
Estas fueron las palabras de Hipólito al custodio del volcán y éste señaló:
Soy el fuego que todo lo arrasa y crea nuevos espacios, ahora dime respetado Centauro y emisario de Quirón que es lo que de mi necesitas, e Hipólito remarcó:
Solo he de pedirte que estés atento a las señales de la luna, ella gobierna el alma de todo Pegaso y ellos entenderán su encomienda cuando descifren el momento y su partida a través de ella.
Ella alienta todo lo que fluye y envuelve a la vida, recalcó el custodio del volcán, ahora entiendo, es en la luna llena, ninguna otra tan potente y enérgica; así será.
Hipólito agregó: Son las fuerzas naturales desatadas las que inician nuevos tiempos, romper esquemas que han quedado caducos, es tu trabajo, lo demás lo entenderás cuando llegue el momento.
El custodio de la montaña y el fuego del volcán asintió y exclamó:
Veo que desean nuevas estructuras y nuevos proyectos, ¿Acaso la humanidad está preparada para esto? entonces el Centauro reflexivo señaló:
Nunca lo están, custodio de la montaña y el volcán, jamás ha sido así, se han acostumbrado a ser lo que tienen y lo imaginan eterno, todos nosotros sabemos que todo aquello que motiva su apego dejará de pertenecerles en algún momento.
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