
Al llegar al centro de aquella montaña, el anciano levantó su bastón e indicó a todos los corceles que detuvieran su ímpetu y nerviosismo ya que estaban ante la presencia del custodio del volcán.
Una voz cubrió todo el espacio de aquella majestosa cueva e invadió a los visitantes:
«Magníficas criaturas, han sido elegidas por el poder de Quirón, ahí está el primer mensaje que todos ustedes deben reconocer, algo debe sanar a la humanidad y al dirigirlos a este sitio imagino de que va todo esto, así que hagan la pregunta que me de las pistas para anunciar mi decreto»
El Pegaso que lideraba al grupo señaló:
¿Como ha sido posible que preserves la virginidad de estos parajes, como has logrado que sean respetados?
La voz de la montaña volcánica, expreso con calma estas palabras:
No siempre fue así, muchos llegaron y sintieron que tenía el poder de adueñarse de todo los que hay en estos parajes, talaron y edificaron y moldearon este mundo a su entero capricho, codiciaron sus riquezas y especularon con ellas.
Lo único que hice fue esperar que se sintieran los suficientemente confiados para demostrarles de quien son en verdad todos los territorios de este paraje.
Mi fuego arrasó toda construcción, todo valle con maderas preciosas que habían dispuesto para la venta a precios millonarios… Todo dejo de pertenecerles, algunos se quedaron e insistieron, otros se dieron por vencidos, aquellos que se quedaron, entendieron y uno de ellos es mi amigo el hombre sabio que hoy los acompaña.
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