Los Pegasos no entendían el valor del fuego con la capacidad de mutar, era una de las cualidades más fascinantes de todo centauro.
Charicló lo sabía y tenía que utilizar un instrumento mágico para poder llegar a ellos y poderlos conducir su vuelo de forma eficiente y segura.
Ella habló con Quirón y le solicitó ayuda para que el Centauro del que no se sabía aún su nombre, pero se reconocía su poder, tuviera lo necesario en su aventura.
Quirón señaló:
Amada esposa, ese hombre es benevolente y su gentileza es su fuerza, es aventurero y al mismo tiempo cauto en los procesos, ofrécele la lira dorada para concluir su tarea.

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