Siempre es bueno reflexionar sobre lo que escribimos, es una especie de mapa gnóstico, o huella digital del alma del que lo hace, cada paso nos va formando y nos define en el trayecto de la escritura.
Ayer precisamente meditaba sobre la forma como fueron realizados «Los cuentos del gabinete» y recuerdo que fue en uno de ellos que delinee la idea de hablar del espacio.
Ese hombre que observa por última vez el planeta que lo vio nacer, asunto del cual nos enteramos hasta el final del mínimo relato que le dedique.
Hoy medito en lo que habrá pensado el lector, si acaso consideró que el hombre reflexiona con nostalgia o esperanzado por su partida cuando es obvio que tenemos la impresión de que no habrá forma de verlo regresar:
Sí incluso el segundo parrafo debe darle entrada al «Dos puntos y seguido» con las reflexiones de la mente de aquel ser humano en sus últimos momentos dispuesto a un viaje sin retorno.
Así es, no voy a ir dando vuelta atrás, lo único válido es poder encender la mecha de los nuevos lanzamientos y seguir de frente con toda la elocuencia y esperanza.
Este nuevo material que no se publicara por entero en el blog y tampoco en mi idioma, es un nuevo vinculo con la realidad presente, donde los sueños del futuro que no hemos vivido son una de las razones de muchos de los relatos, lo que uno vive y siente, al escribir va dando la pauta a nuevas aventuras y novedosos retos.
Saludos Lectores que la maravilla de ser parte de una disciplina, cualesquiera que esta sea, se convierta en su pasión para permanecer más allá de la propia existencia.
Fotografía de la autora de la página 51 del libro «Los cuentos del Gabinete»
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