Nattai

Hace algún tiempo escribí un pequeño cuento que intitulé NATTAI, la historia es buena para revivirse en este espacio…

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Nattai es una persona que aprendió a convivir con los animales y siempre habitó una pequeña isla en el Caribe, su madre una bióloga dedicada al análisis de los moluscos y las conchas marinas, había quedado viuda cuando en una de esas excursiones al mar abierto su esposo, fotógrafo del proyecto no pudo regresar sano y salvo hasta la nave de investigaciones… No verle regresar y clamar por su presencia desde la proa, fue atroz para su madre.

Nattai siempre había fabricado un mundo aparte en las inmensas tardes en la isla, los frecuentes viajes de sus padres  presentar sus trabajos y descubrimientos, le había permitido estar más en contacto con la naturaleza, realizar dibujos de la fauna y la flora del lugar y apreciar la presencia de los seres que la rodeaban en la selva, mucho más de aquellas que visitaban a sus padres, la mayoría catedráticos sin mucho roce son gente sin preparación científica.

Nattai no necesitaba de otra cosa que sus delfines y la fruta del trópico, así pasaron los años y sus diversas décadas… De ser una adolescente que trepaba a los árboles la joven maduro hasta convertirse en una recia mujer tostada por el sol.

Su madre buscaba la forma de que ella se integrara a la vida social y le instaba para convivir con la gente del pueblo, incluso le invitaba con asiduidad a los viajes que ella realizaba, pero nada, Nattai se negaba en repetidas ocasiones a formar parte de un mundo que la separase de su propio hábitat.

Hubo algunos jóvenes que le procuraron para relacionarse afectivamente, pero Nattai, no pertenecía al mundo que todos tocamos y en el cual vivimos, ella formaba un todo con la isla y sus monos, delfines, tortugas y peces…

Su madre había reunido en una ocasión sus dibujos con afán de solicitarle que realizara una exposición con los detalles especiales que ella había reunido, su amor por la naturaleza y poder compartirla era una idea de su madre, a la cual Nattai no se negó, ella consideró que la idea era buena, que la gente conociera la vida de la selva desde la mirada de ella enriquecería el gusto y el afecto de los otros por preservar el lugar.

Sin embargo, no aceptó estar presente en el salón donde se exhibiría su obra, ella habló con su madre de cada uno de sus cuadros y dibujos para que sí ella lo deseaba explicara cada detalle; en realidad no había mucho que decir, sus cuadros hablaban por si solos y ella así lo entendía, sin embargo reconocía que su madre habitaba un mundo donde la gente había perdido la capacidad total de percepción y requería de los relatos y el discurso para entenderse, reconocía que los medios de comunicación y las escuelas de enseñanza formal había atrofiado la sensibilidad sensorial de muchas personas para poder amar y sentir la naturaleza y la cercanía de los seres que hasta cierto punto consideraban inferiores, para ella la par de belleza y entendimiento se encontraba en la vida de los delfines, su sensibilidad para entenderse entre ellos y con los demás, era única…

Nattai se mimetizaba con el ambiente que la rodeaba…

Pero los años pasaron y la vida se convirtió en algo confuso; ella fue perdiendo el gusto por hablar con la gente y se entendía mejor con sus amigos de la Fauna y flora de la isla… En muchas ocasiones amanecía en el claro del bosque, rodeada de las flores dulces del lugar y el arrullo de los pájaros; sí alguien confiaba en la naturaleza para sentirse más segura en ella que en cualquier otro lugar del planeta, era ella, sin embargo era lógico, los animales del terruño de toda su vida la habían visto crecer al igual que ellos y compartía con cada uno de ellos sus pequeños momentos diarios….

Un día no amaneció de igual forma el bosque el silencio era pesado y denso, se escuchaban a lo lejos las voces de los campesinos gritando su nombre adentrándose en la selva que no todos amaban y que muchos verdaderamente temían, su madre se decía: Se lo advertí el jaguar y la boa no saben ser amigos de nadie, pero ella jamás me hizo caso , su madre temía que la habrían matado alguno de los fieros animales de la selva. Para su sorpresa, ella yacía rodeada de todos y casa uno de sus amigos, desde los más indefensos, hasta los más temidos…

Entre sus manos apretaba una hoja escrita con su puño y letra:

«Madre alójame en este recinto del bosque, sin más cobijo que mi propia piel, debajo de un árbol frutal para que aún después de haber partido yo renazca y de frutos para compartir con mis amigos de siempre, gracias por cumplir mi último deseo»

Photo by ArtHouse Studio on Pexels.com


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